jueves, 15 de agosto de 2013

Ana Karenina


Hace un tiempo empezamos a preparar una serie de abrigos para colgar en estos meses de frío pero algunos de ellos nos enfrentaron a una contradicción: nosotras no estamos para nada a favor de usar pieles y sin embargo no podíamos resistirnos a ellos. Amamos a los animales, y no creemos que sea necesarios abrigarnos con su piel, porque nuestros fríos no lo ameritan pero también porque hoy existen muchísimos materiales de abrigo que no hacen sufrir a nadie. Pero igual decidimos rescatar a estos tapaditos con cuello y puños de tiempos en que este pensamiento no existía en el mundo de la moda. La expresión "moda fuera de moda" nos identifica plenamente porque esta idea de rescatar lo que alguna vez se usó nos empuja muchas veces a comprar cosas que nadie jamás volverá a usar pero que sin embargo elegimos juntas sin dudarlo; ya nos dirá el tiempo qué destino les daremos. Por ahora los limpiamos, cuidamos y amamos. 

foto Victor Wolf


Volviendo al dilema de las pieles, cuando pensamos que esos abrigos serían nuestra vidriera del Invierno al unísono imaginamos que ellos solamente podrían volver a vivir en los paisajes nevados de la Vieja Rusia y así fue que nació nuestra vidriera "Ana Karenina"... (A esta altura chicas ya conocen nuestras locuras!)... Y como una cosa lleva a la otra empezamos a imaginar una infinidad de posibles postales invernales. 

La nieve cae pesada mientras una piel cubre las rodillas y el único sonido es el silbido del trineo entre los árboles. La soledad de un camino  helado invita a meditar sobre las pasiones humanas y automáticamente pensamos en la obra de Tolstoi y su reflexión acerca de los amores posibles. Los paisajes desolados, los bosques interminables y los lagos profundos, las dachas de los pobres y los palacios de los ricos, todos trasuntan algo trascendente y profundo. 

abrigadas para fríos de otros tiempos


¿El amor? No hay un solo amor en Ana Karenina sino una infinita posibilidad de amar como son infinitas las vidas y las circunstancias humanas. Y no hay un amor verdadero o un amor más valioso, todos son trascendentes, aún los más frívolos y egoistas, porque cambian irremediablemente las vidas a su alrededor... Si nunca leyeron a Tolstoi les aseguramos que esta es la estación ideal para hacerlo! Para esas tardes de frío polar no hay nada mejor que un buen té, una manta y Ana Karenina. Consejo: leerla a la antigua, en papel y no en la tablet. ah!... y como siempre: una buena traducción es imprescindible. 

gracias a Luz por la maravillosa cartera de su abuela, a Walter por su libro y a Aida por sus exquisitos tés